miércoles, 8 de agosto de 2007

Marcela

Estoy en el trabajo, acabo de venir de almorzar, leo el periódico y me como un postrecito para el frio. Ya cuento las horas de ke termine la tarde y poder salir. Me pasan una llamada, es mi kerida amiga Marcela, me propuso ir al cine mañana, acepté con la condición ke me acepte unos traguitos luego de la peli. Ella fué mi enamorada por mas de 3 años en la época universitaria.

Recordé la época en ke la conocí, sería mas o menos abril del 96, cuando era cachimbo de la San Marcos. Acabábamos de ingresar y nadie se conocía pero todos teníamos el mejor ánimo de hacer amigos. Como es normal en esas épocas, se formaron grupos. Un gran grupo de puros patas (al ke yo me acoplé), ke todo el día no hacían otra cosa ke hablar de futbol; un grupo de chicas trankilas, un grupo de chicas no tan trankilas (al ke pertenecía Marcela) y finalmente un grupo mixto de gente malograda, ke no entraban a clases y se iban a tomar por ahí.
La primera vez ke la ví, llegó tarde a clases, de hachazo me impactó, me gustó ese aire desafiante en su mirada, su cuerpo entrado en carnes, ke no usara nada de makillaje, ke usara el pantalon tan, pero tan apretado. En la hora del break intenté hablarle pero no me paró bola, me choteó, y simplemente me desentendí. En los siguientes días la vigilaba de reojo, mientras estaba con mis patas, seguía con la mirada, de manera disimulada, sus movimientos, me daba recorridos interminables de ida y vuelta entre la cafetería y los baños para poder encontrarme con ella "de casualidad" y propiciar alguna conversación, pero nada. Todos mis esfuerzos eran infructuosos!

Ya superado el sunto e inmiscuído en los asuntos de la Uni un día tomo mi combi en la eskina de la San Marcos, me senté, a esa hora me cagaba de hambre y solo kería llegar a mi casa a almorzar, cuando levanto la mirada y veo ke en el siguiente paradero sube ella, si.. era Marcela ke subía, el corazón me latió fuerte y me puse nervioso, en un momento de estupidez pensé en hacerme el dormido, pero ya no podía hacer nada ya estaba ella dentro de la combi.

Cuando me vió, sonrió, se sentó a mi lado, y me habló como si fuéramos amigos de toda la vida. Yo, entre sorprendido y feliz, le seguí la corriente, pude disimular mi emoción y le seguí la conversación. A mitad de camino ya mis nervios se habían disipado, la hacía reír con comentarios graciosos sobre los profesores, sin darnos cuenta ambos terminamos contándonos cosas personales y todo en la media hora ke duró el trayecto. Yo, kedé feliz, y contaba las horas para ke llegue el día siguiente y seguir hablando con ella en la Universidad.

Aun cuando la entrada era a las 8.00 al día siguiente llegué a las 7.40 había planeado proseguir con la conversación ke había kedado pendiente. Al verla llegar dejé a mi grupo de amigos, y me dirijí hacia ella, al verme me saludó solo con un movimiento de cabeza y siguió defrente, casi me voy de bruces, pues yo esperaba darle un sonoro beso en la mejilla. En toda la clase no lograba concentrarme, en verdad estaba desconcertado y triste. Ese día, al subir a la combi, subió ella corriendo tras de mi; igual ke el día anterior me habló con una familiaridad ke me aturdía, nuevamente hice esfuerzos, pero logré entablar una amena conversación con ella.

Al día siguinte la saludé, solo de lejos, en el tiempo ke había entre cambio de cursos ella estaba con sus amigas y yo, aburriendome hablando de futbol con mi amigos. Sin kerer entendí y me propuse seguir el juego ke ella había planteado sin decírmelo. "Coincidíamos" todos los días en la combi para contarnos como nos había ido, contar infidencias de nuestros nuevos amigos y cosas de asunto personal. Y luego en la Universidad eramos dos alumnos cualkiera del aula 93.

En esas épocas en cada cumpleaños de algun amigo del salon ibamos a celebrar en los bares de mala muerte ke hay en la Av Venezuela, frente a la Universidad. Habíamos formado un salon bien unido, y para los cumpleaños iban todos los grupitos formados. En primera fila iban los malogrados y mi grupo de patas, y a regañadientes, pero iban, el grupo de las "trankilas" se dejaba convencer por el grupo de las "no tan trankilas". Esas fiestas ke empezaban a las 2.00 de la tarde y duraban hasta las 8.00 de la noche, eran para mi un suplicio. Yo solo kería bailar con Marcela, y mis amigos se empeñaban en sacarla a bailar, yo los odiaba, y seguia tomando, bailando con otras amigas, pero siempre vigilandola, hasta ke ella misma decía...ya, vamos a la casa, subíamos a a la combi, y para mi ya todo era felicidad.

Ya para el mes de Setiembre no podía dormir, en las noches me daba vueltas en la cama, no podia sacar de mi mente a Marcela, la sentía con su cara bien lavada y sus cabellos lacios clavada en mis pensamientos, kémandome el cuerpo. En uno de nuestros habituales retornos en combi a nuestras casas, me bajé con ella en su paradero, le dije ke kería hablarle. Había ensayado un sinnumero de maneras de como decirle todo lo ke sentía, al verla con el sol cayendole sobre el cabello, ke no paraba de moverse por el viento con esa mirada tan penetrante, esos pantalones tan apretados....solo atine a llorar como un niño y decirle ke la kería mucho, ke la necesitaba ke fuera mi enamorada. Me sentí avergonzado y el mas imbécil de todos, pero no podía controlar el llanto, recuerdo ke si no lo hacía me ahogaba. Ahora ke pienso, kizas ese llanto auguraba todo lo ke nos haría sufrir esa relación y como marcaría la vida de ambos.Cuando ya estaba mas trankilo, ella, preocupada, me pregunto si estaba bien. Intenté justificar el papelón y ella no me dejo terminar las disculpas...me dió un beso, recuerdo ke al darnos ese primer beso, ambos estabamos con los ojos abiertos, nunca lo olvidaré. Me dijo ke desde el segundo día ke hablamos en la combi, ella estaba esperando ke yo le pidiera ser enamorados.

Asi de tierno empezó nuestra relación, luego contaré la manera como terminó. Ahora ya es, por fin, hora de salir de la chamba. Pienso en mi salida mañana con Marcela, hasta ahora, a pesar de todo lo vivido, y de mi actual opción, me pongo nervioso cuando la voy a ver, al igual ke en la universidad ya cuento las horas ke llegue mañana para volverla a verla...



5 comentarios:

cuentistera dijo...

verdaderamente enternecedor
me imaginé la cara de marcela
incluso sus jeans...

en san marcos aún seguimos con aquellos huecos tradicionales al frente de la venezuela,todos tenemos historias allí...incluso por un momento me animé a contar una pero no creo que sea el momento adecuado..en fin...

me gustó tu relato
me puso nostálgica
cuéntanos cómo fue el encuentro
y a propósito...
ke fue de pedro?

saludos

cuentistera dijo...

que sí...eso huecos son eterna costumbre san marquina...

JeCkO dijo...

ke loco!

cuentistera dijo...

pero continúa pués...chessss

ksft dijo...

Muy buen relato, me gusto mucho, ojala la continues.