jueves, 27 de septiembre de 2007

Desayuno en La Av La Marina.

Entrada ya la noche, y con tragos demàs, el bullicio no dejaba ni conversar, todos kerían hablar a la vez, compartir las anécdotas ke surgieron en las salidas ke hubo en grupo y mismas historias una y otra vez, sentí como si no me hubiera perdido un solo encuentro.


Esta vez no habíamos ido a las chinganas de la Av. Venezuela, para ese año por la Av. Universitaria habían abierto un bar llamado "Tropicana", era una casa ke la habían adaptado al negocio del licor y las fotocopias, los dueños seguramente advirtieron la gran demanda de cerveza y fotocopias de los estudiantes de San Marcos, y no tuvieron mejor idea ke juntar los dos negocios en uno. En la entrada, ke venía a ser la cochera de la casa, vendían útiles y sacaban fotocopias, y todo el primer piso de la casa fue adaptada a manera de bar. En lo ke alguna vez fueron sala comedor y dormitorios acondicionaron mesas y sillas ke le daban una sensación de laberinto ke era muy apropiado para encuentros caletas.


Estábamos maravillados con el lugar, no era gran cosa, pero ya no keríamos tomar en las penumbras de los bares de la Venezuela, el "Tropicana" contaba con iluminación clara ke le daba algo de decencia en comparación con las oscuridades de las chinganas del otro lado. Comiendo algunos pikeitos y claro bebiendo cervezas transcurrìa nuestro reencuentro después de matricularnos, yo miraba de reojo a Marcela, en la cola de la matrícula la había saludado como si nada hubiera pasado, lo ke, creo ke la desconcertó, y en la reunión la noté un poco distraída, yo era el centro de atención, mis ausencias del verano despertaron la curiosidad de mis amigos, pero yo daba por toda respuesta ke había tenido mucho trabajo.


Cuando Marcela se retirò temprano, todos se sorprendieron, y casi por inercia voy tras de ella. Pero, para ser sincero, la lluvia de bromas hizo ke me detuviera, asi ke con pena la vi salir por los laberintos del "Tropicana". Ya de madrugada y con bastantes tragos de mas, decidimos regresar donde empezò todo. Es así ke como a las 1.00 am de un martes de Marzo del 99 regresamos a las chinganas de la Venezuela, ya ebrios, seguramente por el aire de la salida, entregamos nuestros cuerpos al baile, yo bailaba con cada una de mis amigas, ya me había olvidado ke no estaba Marcela y solo disfrutaba de la reunión, la euforia hacia ke me sirviera los vasos cada vez mas llenos, ya para las 3.00 am las chicas se habían ido, era día de trabajo y siempre ellas eran mas responsables ke nosotros, o kizas lo hacían por aparentar, no lo sé, la cosa es ke siempre se retiraban antes.


Finalmente kedamos cuatro patas, José, Teodoro, Roberto y yo. Recuerdo ke ese día, cuando llegué a la universidad, despues de saludar a Marcela, me abordó Roberto, por su actitud advertí ke el tenía la misma disposición ke yo, de recomponer la amistad, nos dimos un fuerte apretón de manos y aun cuando no dijimos nada, ambos sabíamos ke , aparentemente, todo había vuelto a la normalidad. Horas mas tarde los cuatro nos tambaleábamos camino al paradero, José fue el primero en irse, el vivía en sentido contrario a nuestra ruta, con Roberto habíamos acordado tener una conversación para aclarar todo y no dejar ke nada enturbie la amistad, asì ke con el mayor descaro, propio de la gente ebria, hechamos a Teodoro, puso como excusa no tener para el taxi, asi ke ambos hicimos una colecta y lo embarcamos en el primer taxi ke pasó, no se si el advirtió esa urgencia de estar solos, en todo caso no se si por no cordarse o por discreción, nunca comentó nada, porke literlamente lo cargamos para entrarlo en el taxi.

Fuimos a seguirla a un bar ke kedaba cerca de la casa de Roberto, a partir de ese momento hay cosas ke solo recuerdo por partes. Lo ke si tengo claro es ke ambos nos reiterábamos el cariño mutuo de amigos ke teníamos, ya era tarde y acordamos dormir en la casa de èl, por primera vez, mientras subìa las escaleras de su casa, a parte del cansancio sentì algo de nervios. Estando dentro de su cuarto vi ke su cama era chica para dos personas, ambos mirábamos la cama y no nos atrevìamos sikiera a sentarnos, prendí la tv para barajarla, hacìa zaping pero de manera monòtona, cuando volteo ya el estaba en ropa interior, sin decir nada hice lo mismo y nos acomodamos, como pudimos, en la cama.
Era inocultable la erecciòn ke ambos tenìamos, la verdad me avergoncè, pero era algo ke no podìa evitar, hechados ambos en su cama, uno al lado del otro en interiores, hablamos del verano, de las veces ke me llamó, y de lo mal ke se sintiò, entre otras cosas me dijo ke era como el hermano ke èl no habìa tenido y cosas por el estilo, a mi turno, le devolvì el zarpazo ke una vez èl me diò. Le dije ke estaba confundido, y ke sospechaba ke estaba enamorado de èl, al mismo tiempo ke empecè a recorrer su cuerpo con mis manos, envalentonado por la erecciòn ke ambos exhibìamos, sin embargo èl me detuvo, me abrazò y me tomò de la mano, ya no dijimos nada, nunca olvidarè ese abrazo, durò hasta el dìa siguiente, cuando despertè seguìamos en la misma posiciòn.
Mientras nos vestìamos, mas avergonzados ke nunca, tramàbamos como salir de su casa sin ke se dieran cuenta, el vivìa con su mamá y sus hermanas, pero como la casa era grande, pudimos escaparnos sin contratiempos. Decidimos tirarnos la pera en nuestros respectivos trabajos y fuimos a tomar desayuno a la Av La Marina, pedimos jugos de frutas para la resaca. Yo le preguntaba ke pensaba de la revelaciòn del dìa anterior, de mi confesiòn, de los sentimientos ke tenìa hacia èl, pero ahora èl, evadìa el tema. Esa fue la primera vez ke me dijo- sabes Alfonso lo ke pasò ayer no debe volver a suceder, espero ke sea la ùltima - yo aceptè, sin sospechar ke en el futuro esa frase me la repetirìa cada vez ke nos fuèramos a al cama, o creo ke si lo sospechè, porke despues de decirme eso, yo me sentì felìz, para mì era suficiente el abrazo del dìa anterior y continuamos tomando nuestro desayuno, satisfechos por haber recompuesto la amistad, volvìamos a hacernos las bromas de siempre, me contò de nuevo las historias del verano, le contè las historias de mi verano burdelero, cosas cotidianas hasta sentir ke todo habìa vuelto a la normalidad, pedimos la cuenta y nos fuimos, cada kien a su casa a descansar.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Verano del 99

Pasadas las Fiestas Navideñas, y de vacaciones en la universidad, me dediké el verano solo a trabajar, eran las últimas vacaciones universitarias, pues, ya estaba a punto de terminar la carrera. Es así ke los primeros días de Enero me sentí un poco desorientado, acostumbrado desde ke ingresé a la universidad, a planear y disfrutar del verano junto a Marcela. Despues de cuatro años, eran las primeras vacaciones ke sentí, ke no tenía nada ke hacer despues de la chamba. Me aboké por completo al trabajo, siendo la hora de salida a las 5.30 pm a veces me kedaba hasta las 9.00 entretenido en mis labores y aprovechando para dar una mano a mis compañeros de trabajo, en esas noches cuando ya el movimiento diario del trabajo y el sonar de teléfonos había desaparecido, fué cuando descubrí un grupo de amigos y una vida social de la cual no me había percatado, por salir volando a mis clases en la universidad.

Sin kerer, terminé sentado en restaurantes y bares, intercambiando ideas con amigos ke siempre estuvieron ahi, pero ke recien empezaba a conocer. En el día paraba con Kelly, la encargada de Facturación, y en las noches salía con los patas de la chamba todos ellos mayores y casi todos casados, eran tipos muy divertidos y tambien muy borrachines. Sin darme cuenta, la tristeza fué reemplazada por una sensación de libertad ke apenas empezaba a disfrutar. Fue así como descubrí, ese verano, ke hay tantos aspectos por descubrir y gente por conocer, ke no valía la pena estar triste. Me convertí en infidente y paño de lágrimas de Kelly, kien estaba con un pata ke la hacía sufrir, sin embargo ella se empeñaba en seguir con él. Yo kise contarle lo ke me había pasado, pero era imposible, por los detalles escabrosos y porke ella tambien conocía a Roberto de la época en ke el trabajó con nosotros.


Fue en esa época ke conocí casi todos los burdeles ke hay en Lima, los conocidos, ubicados en el Centro de Lima y en el Callao y los no tan conocidos ke funcionan en departamentos de Lince o Jesus María, y no por iniciativa propia, sino ke despues de los tragos con la pandilla de borrachines, era la costumbre ir a burdelear por ahi, asi ke me adapté a las malogrdas costumbres de esos tíos. Tambien fue por esas épocas ke empecé a mirar a las prostis con otros ojos, a veces me daban pena, encontré miradas tan tristes en los prostíbilos, miradas en rostros pintarrajeados y sonrisas fingidas, clasifiké a las putas en dos grandes grupos, las madres solteras y las chibolas ambiciosas. Las primeras lo hacen por necesidad, y por estar en el dia con sus hijos. Y las segundas lo hacían por el dinero, dizke facil. Pero bueno, trataba siempre de atenderme con las del segundo grupo, porke con las primeras me agarraba en unas conversaderas, me daba mucha curiosidad, en verdad habian mujeres ke no merecían esa vida, pero esa ya es otra historia.


A la casa me llamaban Roberto y Marcela, pero nunca les devolví las llamadas. Tambien sabía ke la gente de la Universidad se reunía para ir a la playa o para tomar unos tragos, o los patas para jugar taco, pero yo no iba por temor a encontrar a alguno de los dos. Fue así como transcurrió ese verano, mas rápido de lo ke imaginé, y tambien mas feliz de como lo pensé, casi sin darme cuenta, ya había salido el cronograma para las matrículas en la Universidad, era costumbre ke despues de matricularnos, armábamos fiestas inolvidables en las chinganas de la Av Venezuela, donde celebrábamos, a nuestra manera el inicio de las clases y nos poníamos al día en lo ke nos había pasado el verano.


No voy a negar, ke cuando salí del trabajo y me dirigía a la Universidad para matricularme, me sentí un poco nervioso, era el ultimo año de estudios, y kería pasarlo sin contratiempos, estaba superando lo pasado el año anterior, ya no sentía por ambos desprecio alguno, había tratado de encontrar justificaciones para lo ke hicieron y traté de entenderlos. Así ke el día de la matrícula, me prometí recomponer relaciones amicales con ambos. Cuando bajé del bus ke me dejaba por la entrada de la Av Universitaria, rumbo a matricularme, no imaginé ke en las celebraciones con mis amigos recompusiera con Roberto algo mas ke nuestra amistad...

martes, 11 de septiembre de 2007

Feliz Navidad!

La mañana siguiente al cumpleaños de mi hermana me levantaron los alaridos de mi viejita, yo decidi no hacerle caso, los estragos del alcohol podían mas ke mi voluntad, entendí ke era un llamada telefónica, pero no le di importancia y volví a cerrar los ojos, medio adormecido aun por el sueño. Es la hermana de Marcela, gritó mi mama...de un salto ya estaba en el teléfono. Hola Carla como estas, le dije. No sabía como preguntarme, la escuchaba dubitativa, me asusté, pensé ke algo le habia pasado a Marce. Me preguntó si habia estado la noche anterior con ella, le dije ke si, ke estuve mas o menos hasta las 10 y luego me retiré, me dijo ke hasta ahora no llegaba y ke en su casa estaban preocupados. Mire el reloj y eran las 9.30 am.Mierda!.Se me kito todo el malestar de la resaca, el corazón me latió fuerte, Carla me dijo ke si tenía novedades le de una llamada y colgó.

Al mismo instante ke Carla colgaba yo marcaba el número de la casa de Roberto, kería preguntarle porke no embarcó a Marce, y mi corazón no paraba de latir rápido, kería saber porke se fué y la dejó sola, y mi corazón latía mas fuerte y rápido, el teléfono timbraba y timbraba y la ansiedad crecía, rogaba ke él me contestara... Señora buenas, está Roberto?...no aun no viene, salió ayer y hasta ahora no regresa. En ese momento mi corazón se detuvo y sentí un mareo, para luego latir a toda velocidad y con mas fuerza...Aló?..Sabes algo de el?...porke nisikiera ha llamado?...no señora no se nada de él, y colgué. Me encerré en el baño, empecé a sentir un dolor en el pecho. Las lágrimas caían y no podía detenerlas, cuando trataba de contener el llanto el dolor en el pecho se hacía mas fuerte así ke no puse resistencia y lloré, no recuerdo por cuanto tiempo, lloré hasta ke me dolió la garganta. Esa sensación de pena reflejada en un dolor físico nunca mas la experimenté, pero no podía sikiera pensar bien. No podia articular una idea sensata las lágrimas ahogaban toda mi razón. Ke haya sucedido algo entre ambos no cabía en mi cabeza, trataba de buscar otras excusas, pero ninguna tenía lógica. De solo pensar ke ambos habían tenido algo, hacía ke en un principio los maldijera, luego me echaba la culpa, pensaba ke la vida me daba una lección , por sentir lo ke sentía, por ser como era, por mezclar sentimientos y jugar con ellos, por involucrar a dos personas tan cercanas. Pero luego reparaba en la actitud de ambos, despues de lo ke yo había pasado con ambos, me ponía como una víctima de ambos y me los imaginaba riéndose de mi... y nuevamente volvía el dolor en el pecho y el llanto.

Ya para la tarde, a la hora del almuerzo, yo estaba mas trankilo, sentía una tristeza abrumadora, aun trataba de buscar alguna explicación a lo ke ni sikiera tenia certeza yo, de haber sucedido, no tenía nada claro, pero me convencí ke entre ellos habia pasado algo, kise llamar a Marcela, pero no me atreví. Era domingo en la tarde y ese día algo cambió para mi, a partir de ese día nunca mas confié en nadie, las relaciones posteriores ke tuve estuvieron siempre marcadas por lo ke pasó ese día, por todo lo ke sentí. Esa noche me acosté temprano, creo ke el llanto, sumado a la mala noche del sábado hicieron ke sintiera un cansancio ke hasta cierto punto me producía placer, necesitaba dormir y olvidarme de todo, me recosté en la cama y me kedé profundamente dormido, sin taparme, con la pijama ke no me habia kitado en todo el día.

Al día siguiente en el trabajo todo transcurrio con normalidad, decididí ke llegando a la Universidad, siguiera mi vida como si nada. Ya para ese momento solo sentía desprecio por ambos, kería planear una venganza, sin saber ke luego de años, la vida pondría en mis manos la venganza sin sikiera buscarla y cuando ya no la deseaba.

Nunca olvidaré las lagrimas de Marcela, los perdones ke me pidió, yo permanecía mudo, y ella no paraba de llorar y de decirme ke fué algo ke sucedio sin ke ellos se dieran cuenta, ke por el alcohol ni recuerdaba bien de lo ke sucedió, en ese momento recien tuve la verdadera certeza de la traición. Yo kería increparle lo ke me había hecho y como había pagado todo el amor ke le dí, kería preguntarle donde kedaron los momentos ke vivimos, saber porke hizo añicos mi inocencia y la confianza ke nunca le di a nadie...solo a ella, necesitaba saber ke tenía en la cabeza para hacerme eso, irse a los brazos de otro y no cualkier otro, sino un conocido de ambos, no podía decirle ke sentía algo por él, claro está. Kería decirle ke a pesar de todo todavía la amaba, pero ke no podía describir el dolor de la doble traición...muchas cosas kise decirle, pero no se las dije. Habia decidido no decirle nada, lo ke al final creo ke resultó peor para ella, mi silencio la lastimó mas ke cualkier palabra. Le dije ke desapareciera de mi vista y de mi vida y la hice a un lado, le dí la espalda, y caminé por el pasadizo de la Facultad, baje las escaleras, sali al patio y cruce la puerta de la Av Universitaria, ke lucía mas bulliciosa ke nunca, estudiantes por todos lados riendo, hablando en voz alta y yo nuevamente triste...no paré hasta mi casa. Despues de años le canté lo ke esa noche no pude. ya con la madurez de los años y con la experiencia ke los amores pasajeros dan, y la virtud ke estos tienen de endurecer los sentimientos. Pude decirle todo sin sentir dolor ni esbozo de llanto.

Roberto fue mas cobarde, no se apareció por la universidad en dos semanas. En ese tiempo, la universidad se convirtió en algo desagradable, se volvió en un lugar al ke no keria ir. Pero ya estaba en cuarto año, la carrera es de cinco años, pensaba aguantar hasta el final y olvidarme ke alguna vez pase por allí. Los demás amigos se sorprendían al enterarse ke habíamos terminado con Marcela, los mas curiosos, preguntaban de razones , pero yo no hablaba del tema, y creo, ella tampoco. Ese año hasta el último dia de clases, no podía ni saludarla, el desprecio por ella me duro todo ese año, cada vez ke me cruzaba con ella le plantaba una mirada ke hacía ke ella cambiara de rumbo en los pasadizos de la facultad. Nuevamente me sentí solo, pensé ke era mi culpa, por haber mezclado amores prohibidos, me aferré a mi familia y mis maravillosos hermanos, me dieron todo su apoyo, sin preguntar nada, ni esperar mas explicaciones ke la ke yo les daba a grandes pinceladas, no terminaban de comprender porke me habia vuelto un ermitaño ke ya no salia los fines de semana, ke solo se dedicaba a trabajar y estudiar, algun día se los agradeceré. Kizas cuando les cuente los verdaderos motivos de mis tormentas de esas épocas, pero ese ya es otro tema.

Para cuando recibí la llamada de Roberto en la chamba, ya estaba acostumbrado al sentimiento de dolor y pena, aun cuando habían pasado dos semanas, sentía todos los sentimientos del primer dia, pero ya me había encariñado con ellos, ya sabemos ke el ser humano es un animal de costumbres, pues no me costó vivir y hacer todo con esa sensación rara en el pecho y esa tristeza constante ke hace el añorar una vida alegre y sin preocupaciones y ke de la noche a la mañana todo se halla venido abajo. Despues la experiencia me enseñó ke por mas tormentas y lluvias, simpre saldrá el sol, pero para esos tiempos era joven e inexperto y sentía ke el mundo no tenía razón de ser. Dijo ke kería verme, le dije ke ya sabía donde encontrarme, en la universidad, me dijo ke tenía ke ser en otro lugar y le colgué. Si había logrado ignorar a Marcela no tendría problemas en hacerlo con él, de él no esperaba nada y menos tenía yo ke increparle algo, así ke de mi parte cualkier conversación estaba de mas. Ese día en la hora del break me fui a la biblioteca, adopté la sana costumbre de sacar libros para leerlos el fin de semana. Estaba llenando mis fichas cuando siento ke me agarran por el hombro, volteo y era él, no se de donde sake fuerzas para hablarle como si nada, a grandes rasgos le dije lo ke habiamos avanzado en clases en las dos semanas de su ausencia y le hable de otras cosas genéricas de los amigos comunes, y finalmente lo agarré yo del hombro, lo mire directo a los ojos, lo vi confundido, creo ke hasta asutado, le aprete el hombro lo mas fuerte ke pude y le dije ke todo lo ke le habia dicho antes era lo ultimo ke le diría, ke nunca mas se dirija a mi y ke no kería saber de él nunca mas, el no me dijo nada, creo ke kiso decir algo, pero por el gesto parecio ke no podia hablar...salí de la biblioteca con mis libros y los leí todo el fin de semana.

Estabamos ya en los primeros dias de diciembre y el ambiente navideño empezaba a inundarlo todo, ya saben como es eso, propagandas en TV, decoración de tiendas, lo ke me hacía sentir mas triste, siendo en mi casa la fiesta mas esperada, siempre mezclé la alegría con la nostalgia de mi niñez para las fiestas navideñas, pero hasta ahora recuerdo ese año como la navidad mas triste, y los libros fueron el refugio, el escape ke necesitaba para poder sobrellevar todo lo ocurrido.

Pasadas las fiestas y llegado el verano mi estado de ánimo mejoró, dedicado solo al trabajo y de vacaciones en la Universidad, vi todo de manera diferente. Ambos me llamaban para encontrarnos a conversar, pero nunca devolvía las llamadas, no eran épocas de celular y mi mama era la recepcionista oficial en la casa, la tenía adiestrada, para dar todo tipo de excusas a esas llamadas. Pasados los años cuando tuve las conversaciones con ambos por separado nunca coincidieron los detalles de lo ke pasó exactamente esa noche, hasta el día de hoy, ke las relaciones con Marce y Roberto estan normalizadas y enrikecidas por los años y la nostalgia, no tengo la certeza de lo ke realmente sucedió, tampoco kiero tenerlas, prefiero pensar ke todo eso fue una pesadilla, algo malo ke soñé...